Bartlebooth nunca habló mucho de sus viajes y, de unos años a esta parte, no ha hablado más de ellos. A Smautf, en cambio, sà le gusta recordarlos, pero cada vez le falla más la memoria. Durante todos sus años de peregrinación, llevó una especie de dietario en el que, al lado de sumas prodigiosamente largas que ya no recuerda qué sumaban, apuntaba el resumen de sus jornadas. TenÃa una letra bastante curiosa: las barras de las t parecÃa que subrayaban las palabras de la lÃnea superior y los puntos sobre las Ães parecÃan interrumpir las frases de la lÃnea de arriba; en cambio, intercalaba en la lÃnea de abajo los rabos y arabescos de las palabras que iban encima. El resultado, hoy dÃa, está lejos de resultar siempre claro, tanto más cuanto que Smautf estaba convencido de que la simple lectura de una palabra que entonces resumÃa perfectamente toda la escena, bastarÃa para resucitar el recuerdo en su totalidad, como esos sueños que se recuerdan de golpe en cuanto se logra evocar un solo elemento suyo: por eso apuntaba las cosas de modo muy poco explÃcito. Por ejemplo, bajo de la fecha del 10 de agosto de 1939 -en Tankaungu, Kenia- se puede leer:
Caballos de fiacre que obedecen la voz del cliente, sin cochero.
El cambio de las monedas de cobre se da en papel.
Las habitaciones abiertas en la posada.
¿Quiere… me?
Es jalea de pie de ternera (calf foot jelly)
Manera de llevar los hijos.
Cena en casa del señor Macklin.Smautf ya no entiende lo que quiso recordar asÃ. Sólo se acuerda -y no lo apuntó nunca- de que ese Mr Macklin era un botánico de más de sesenta años que, después de pasarse veinte años catalogando mariposas y helechos en los sótanos del British Museum, se habÃa ido a hacer el inventario sistemático de la flora de Kenya sobre el terreno.
Georges Perec. “La vida instrucciones de uso”
Arriba, las notas que fui tomando durante el último viaje a Cerdeña.