El hombre se da por satisfecho con descansar tumbado a la sombra; es plenamente feliz a la orilla de un rÃo espumeante o al fresco amparo de un árbol perfumado, fumando una pipa o tomando a sorbos una taza de café o bebiendo un vaso de sorbete, pero sobre todo perturbando el cuerpo y la mente lo menos posible, siendo el problema de la conversación, las insatisfacciones que pueden causar la memoria y la vanidad del pensamiento las interrupciones más desagradables de su kayf. No es extraño que kavf sea una palabra intraducible a nuestra lengua materna.
Richard Burton. Peregrinaje a la Meca