Fueron los otomanos los que descubrieron que se utilizaba el café en el Yemen durante su primera ocupación del país, de 1536 en adelante. Veinte años después Estambul y El Cairo tenían tiendas de café; en la década de 1630 se bebía café como una bebida social en Balliol College, Oxford; París tenía 50 cafés en 1690; en Boston, en América, se abrió el primer café en 1689. El café se había convertido rápidamente en sinónimo de tratos oscuros, intriga y sedición. En el mundo islámico hombres doctos atacaban la sustancia como “haram”: una práctica prohibida a los musulmanes. En el Cairo, el que te sorprendieran en un café era un delito que se castigaba con la flagelación; a los reincidentes se les metía en un saco, se cosía el saco y se les arrojaba al Nilo.
Kevin Rushby. En busca de las flores del paraiso.