Estas navidades me voy a releer el fantástico Catch22 de Joseph Heller.
—Hablemos de Orr… ¿Está loco?
—Claro.
—¿Puedes darle de baja?
—Naturalmente que puedo. Pero ha de ser él quien me lo pida. Esto forma parte de la regla.
—Entonces, ¿por qué no te pide que le des de baja?
—Porque está loco. Tiene que estarlo de remate, para sufrido. Claro que le puedo dar de baja; pero tiene que ser él quien me lo pida.
—¿Eso es todo lo que tiene que hacer para que le des de baja?
—Eso es todo. Dile que me lo pida.
—¿Y le darás de baja?
—No. No podré darle de baja.
—¿Quieres decir que hay trampa?
—Naturalmente. Hecha la ley, hecha la trampa. Y aqui la trampa es el articulo 22: Todo el que quiere rehuir sus deberes de combatiente está perfectamente cuerdo. Era una trampa muy ingeniosa el articulo 22. Sentaba como argumento básico que la ansiedad y la inquietud experimentadas por un ser humano ante un peligro real e inmediato eran el proceso lógico de una mente racional. Orr estaba loco y podÃa dársele de baja. Todo lo que tenÃa que hacer era solicitarlo, pero, al hacerlo, dejaba de estar loco, y, por consiguiente, estaba en condiciones de emprender una nueva misión. Orr demostraba su locura volando, y no volando, su cordura. Pero desde el momento que estaba cuerdo, tenÃa que seguir volando. Yossarian se sintió hondamente perturbado, y dejó escapar un silbido de admiración.
—Una trampa muy bien armada—dijo Yossarian—, la del articulo 22.
—Puedes decirlo—convino el doctor Daneeka.