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Cuando yo era todavÃa niño, Madrid, con su rey recién estrenado, era aún la vieja capital que encerraba en su recinto estrecho grandes de España y mendigos, beatas que soñaban en cambiar el mundo a fuerza de rosarios, y anarquistas que estaban convencidos de que sólo podrÃa cambiarse a fuerza de bombas fabricadas en la cocina según una receta secreta, garantizada como creación del mismÃsimo Orsini. Sin embargo, la trama de la vida diaria comenzaba a cambiar. Las luces de la ciudad eran como esas alfombrillas para los pies de la cama que tanto encantaba hacer a nuestras abuelas con recortes de trapos viejos y nuevos. ExistÃan las bombillas eléctricas de Mr. Edison, peras de vidrio soplado, en cuyo interior se curvaba un filamento negro como un pelo de griego velludón, que se encendÃa con un rojo de cereza y temblaba temeroso bajo los pasos del vecino de arriba. Las calles principales tenÃan arcos voltaicos, encerrados dentro de enormes globos de cristal lechoso, a los que protegÃa una red de alambre. Inesperadamente, chisporroteaban lanzando sobre el transeúnte partÃculas de carbón incandescentes, parpadeaban al borde de la extinción, y sólo se recuperaban bajo un esfuerzo de ruedas dentadas que giraban desbocadas con el mismo ruido que las de un reloj despertador cuyo escape se ha roto. Acababan de instalarse los primeros faroles de gas provistos de la camisa Auer, pero los dos únicos gasómetros de Madrid no llegaban a suministrar la presión necesaria, y la mayorÃa de las calles tenÃan aún los viejos faroles en los que el mechero era un simple orificio del cual surgÃa una llama como una luna diminuta en cuarto creciente, azul en la base, blanca en el borde dentado. La diversión favorita de los chiquillos que vivÃan en calles alumbradas aún con quinqués de tubos ahumados era hacer excursiones a las calles más céntricas, gatear la columna del farol y apagar estas llamas románticas; donde la invención de Auer habÃa llegado, el placer era mucho mayor: a pedrada limpia se rompÃan las “almidonadas camisasâ€.
Arturo Barea . Madrid entre ayer y hoy
