ODISEA, LIBRO VIGÉSIMO TERCERO
Ya la espada de hierro ha ejecutado
la debida labor de la venganza;
ya los ásperos dardos y la lanza
la sangre del perverso han prodigado.
A despecho de un dios y de sus mares
a su reino y su reina ha vuelto Ulises,
a despecho de un dios y de los grises
vientos y del estrépito de Ares.
Ya en el amor del compartido lecho
duerme la clara reina sobre el pecho
de su rey pero ¿dónde está aquel hombre
que en los dÃas y noches del destierro
erraba por el mundo como un perro
y decÃa que Nadie era su nombre?
Jorge Luis Borges