A aquel hombre le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las manos,
porque para una época difÃcil
nada hay mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos
que alguna vez tuvieron lágrimas
para que no contemplara el lado claro
(especialmente el lado claro de la vida)
porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir, con cada afirmación, un sueño
(el alto sueño);
le pidieron las piernas,
duras y nudosas,
(sus viejas piernas andariegas)
porque en tiempos difÃciles
¿algo hay mejor que un par de piernas
para la construcción o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutrió de niño,
con su árbol obediente.
Le pidieron el pecho, el corazón, los hombros.
Le dijeron
que eso era estrictamente necesario.
Le explicaron después
que toda esta donación resultarÃa inútil
sin entregar la lengua,
porque en tiempos difÃciles
nada es tan útil para atajar el odio o la mentira.
Y finalmente le rogaron
que, por favor, echase a andar,
porque en tiempos difÃciles
ésta es, sin duda, la prueba decisiva.HEBERTO PADILLA. En tiempos difÃciles
(Reescaneo en estos dÃas los dibujos de las libretas que dibujé en Cuba. Me vuelven los recuerdos y de por ahà sale este poema durÃsimo del tristemente célebre Heberto Padilla)
Jan
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en tiempos difÃciles
Categoría: leo
Etiquetas: cuba, viaje
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