Mi repentina fascinación no me parece insólita: en aquel tiempo yo era un joven poeta bárbaro. Juventud, poesÃa y barbarie no son enemigas: en la mirada del bárbaro hay inocencia, en la del joven apetito de vida y en la del poeta hay asombro. Al dÃa siguiente llamé a Santha y a Faubian. Me invitaron a tomar una copa en su casa. VivÃan con los padres de Santha en una lujosa mansión que, como todas las de Bombay, estaba rodeada por un jardÃn. Nos sentamos en la terraza, alrededor de una mesa con refrescos. Al poco tiempo llegó su padre. Un hombre elegante. HabÃa sido el primer embajador de la India ante el gobierno de Washington y acababa de dejar su puesto. Al enterarse de mi nacionalidad, me preguntó, me preguntó con una risotada: “¿Y México es una de las barras o de las estrellas?”. Enrojecà y estuve a punto de contestar con una insolencia pero Santha intervino y respondió con una sonrisa: “Perdona, Octavio. Los europeos no saben geografÃa pero mis compatriotas no saben historia”. El señor Rama Rau se excusó: “Era sólo una broma… Nosotros mismos, hasta hace poco, éramos una colonia”. Pensé en mis compatriotas: también ellos decÃan sandeces semejantes cuando hablaban de la India.
Octavio Paz
Como bloger (y como ilustrador!!) eres ejemplar, tÃo. ¡Qué prodigalidad! Me acaban de regalar unas acuarelas, a ver si me pongo de nuevo con ellas. Me quedo con las tuyas como ejemplo de acurelas bonitas, frescas y bien hechas. Saludos galaicos
oh, que bonito. tudo: o texto e a aguarela. mais uma vez, um grande obrigada e um imenso abraço.