Llegamos a Bombay una madrugada de noviembre de 1951. Recuerdo la intensidad de la luz, a pesar de lo temprano de la hora; recuerdo también mi impaciencia ante la lentitud con que el barco atravesaba la quieta bahÃa. Una inmensa masa de mercurio lÃquido apenas ondulante; vagas colinas a lo lejos; bandadas de pájaros; un cielo pálido y jirones de nubes rosadas. A medida que avanzaba nuestro barco, crecÃa la excitación de los pasajeros. Poco a poco brotaban las arquitectura blancas y azules de la ciudad, el chorro de humo de una chimenea, las manchas ocres y verdes de un jardÃn lejano. Apareció un arco de piedra, plantado en un muelle y rematado por cuatro torrecillas en forma de piña. Alguien cerca de mà y como yo acodado a la borda, exclamó con júbilo: ¡The Gateway of India! Era un inglés, un geólogo que iba a Calcuta. Lo habÃa conocido dos dÃas antes y me enteré de que era hermano del poeta W.H. Auden. Me explicó que el monumento era un arco, levantado en 1911 para recibir al rey Jorge II y a su esposa (Queen Mary). Me pareció una versión fantasiosa de los arcos romanos. Más tarde me enteré de que el estilo del arco se inspiraba en el que, en el siglo XVI, prevalecÃa en Gujarat, una provincia india. Atrás del monumento, flotando en el aire cálido, se veÃa la silueta del Hotel Taj Mahal, enorme pastel, delirio de un Oriente finisecular, caÃdo como una gigantesca pompa no de jabón sino de piedra en el regazo de Bombay. Me restregué los ojos: ¿el hotel se acercaba o se alejaba? Al advertir mi sorpresa, el ingeniero Auden me contó que el aspecto del hotel se debÃa a un error: los constructores no habÃan sabido interpretar los planos que el arquitecto habÃa enviado desde ParÃs y levantaron el edificio al revés, es decir, la fachada hacia la ciudad, dando la espalda al mar. El error me pareció un “acto fallido” que delataba una negación inconsciente de Europa y la voluntad de internarse para siempre en la India. Un gesto simbólico, algo asà como la quema de las naves de Cortés. ¿Cuántos habrÃamos experimentado esta tentación?
Octavio Paz.