Se desmonta poco a poco la acampada. Desparecen carpas emblemáticas. La de “Respeto” es sólo un recuerdo y hoy he dibujado a alguno de sus integrantes para agradecerles el buen trabajo que han hecho para evitar las inevitables broncas.
A las cuatro y media de la madrugada se ha celebrado la Primera Carrera Nudista Sol-Gran VÃa-Montera, con sentada delante de la comisarÃa de los municipales: una simpática manera de protestar que me hubiera gustado ver cada noche. Muchas risas.
El ambiente de esta noche de buen tiempo, con conciertos y carreras nudistas, era muy relajado a pesar de las injustificadas agresiones de los antidisturbios esta mañana. Hay unos cuarenta partes de lesiones, piernas y brazos rotos, un lóbulo desgarrado, un ingresado en observación y un atropellado por un coche oficial del Ayuntamiento con un pie roto. Varios amigos, Miguel Angel, Noelia, Bruno… gente pacÃfica y educada, en las antÃpodas de lo que los medio encasillan como “violentos antisistema”, me han enseñado los moratones de los porrazos que ha repartido la policÃa. ¿A santo de qué? ¿A qué viene esta demostración de fuerza el dia anterior del desmantelamiento de la acampada de Sol? Parece aburrido repetirlo: nos gobiernan zoquetes.
Elvira Lindo me menciona en un artÃculo sobre Sol que podéis leer aquà donde me escribe ésto tan bonito:
Tengo un amigo que viaja con una Moleskine bajo el brazo y lápices. Asà retrata el mundo. Ustedes lo conocen, ilustra algunos de los artÃculos de Opinión de este periódico. Se llama Enrique Flores e ilustró todas mis historietas del Tinto de verano. Trabajamos en armonÃa durante cinco agostos. A mà me encantaba que aquellas piezas estuvieran animadas con sus dibujos; es más, si por mà fuera, me gustarÃa que siguiera ilustrando estas (ahà queda). Sus viñetas eran tan persuasivas que durante un buen tiempo algunos lectores pensaron que yo era una especie de giganta, porque él siempre me retrataba enorme, y cuando se encontraban conmigo me miraban con un poco de compasión: “Ah, pero si en realidad era usted…”. No añadÃan el adjetivo. Los dibujantes buenos retratan el alma, y Flores sabÃa que yo tengo una mujer alta latiendo dentro. Los periódicos con ilustraciones ganan mucho, pero nadie se lo dice casi nunca a los dibujantes porque si lo supieran pedirÃan más dinero y mantenerlos en la ignorancia sale muchÃsimo más económico. La cosa es que cuando comenzó todo el movimiento callejero del 15-M, yo no me pude echar a la calle porque estaba fuera de España, asà que me eché al ordenador, que era la ventana a mi paÃs que tenÃa en la casa. Allà me encontré con los dibujos que Flores iba colgando a diario en su blog. Flores es, además de dibujante de periódicos y lo que haga falta, un cuadernista, como a él mismo le gusta llamar a los que van registrando la vida en un cuaderno. No sabrÃa explicar la razón, pero sus dibujos supieron transmitirme, mejor que las fotografÃas o incluso que las crónicas, el ambiente que se respiraba en la Puerta del Sol. Iba mostrando pequeñas escenas, en ellas aparecÃan los indignados debatiendo, durmiendo, trabajando en esa especie de pequeña república que montaron bajo los toldos. No se sentÃan cohibidos ni invadidos como ocurre en ocasiones ante una cámara, porque nadie temÃa que su rostro apareciera en los trazos de un dibujo. De esta manera, todas las escenas eran naturales: los acampados jugando al ajedrez; los acampados en la noche, hablando sobre el futuro; los acampados comiendo o recibiendo con un aplauso a un comerciante que les ha traÃdo bocadillos o churros; los acampados ejerciendo un servicio de orden; los acampados decidiendo que la acampada ha de acabarse. Flores sabe capturar el alma de los sitios: ha publicado cuadernos del este y el oeste. De Cuba a la India, ha viajado con sus lápices de colores. Yo le envidio su espÃritu de aventura y su ligereza, ese desapego que tiene hacia la vida formal o burguesa a la que todos aspiramos al madurar, que le empuja a reunir algo de dinero, comprarse un billete y dibujar el mundo. Cuando vuelve o cuando vuelvo nos encontramos en una taberna que trate de satisfacer esos sueños de cañas y tapas que uno acaricia cuando está fuera y me enseña sus cuadernos llenos de gente. Esta vez su aventura estaba a la misma puerta de su casa. De uno de los indignados salÃa un bocadillo en el que se leÃa: “Dibújame, quiero entrar en la leyenda”. Yo trato de paliar la envidia infantil que me da su destreza dejando que ilustre mis palabras. A mà ya me dibujó y entré en la leyenda con diez centÃmetros más.
El resto de los dibujos que voy haciendo en Sol, ordenados cronológicamente desde la manifestación del 15M, en este enlace. Clica en las imágenes para ampliarlas.
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Preciosos cuadernos y precioso blog. Gracias. ConocÃa y admiraba tu trabajo pero hasta hoy, a raÃz del artÃculo de Elvira Lindo, no habÃa estado aquÃ. Volveré a menudo y otra vez gracias.
Un saludo,