El plancton encierra un mundo desconocido de formas, colores y diseños biológicos que inspiran la mente del artista. A la manera clásica de las grandes expediciones, que llevaban soberbios dibujantes a bordo, como los hermanos Franz y Ferdinand Bauer, el ilustrador e investigador del CSIC Miguel Alcaraz plasmó con acuarelas y lápices las formas que iba observando al microscopio. Describe su emoción ante la espera de la primera muestra. Ese mundo de organismos microscópicos suspendidos en una columna de agua, de formas y colores extraordinarios, contiene “una variedad que supera cualquier imaginación. Es como si el barroco se hubiera metido en la vida del plancton”, asegura.
Alcaraz estuvo dibujando activamente en el trayecto australiano que comprendÃa Sidney, Nueva Zelanda hasta Hawai, a razón de unas tres ilustraciones diarias. En una era digital de cámaras de alta definición, ¿cuál es la función de un ilustrador que usa técnicas del siglo XVIII y XIX? “Un dibujo a mano después de una observación minuciosa es más cálido y personal que una fotografÃa. Y en muchas ocasiones la fotografÃa no permite destacar los rasgos caracterÃsticos de una especie determinada. La muestra puede estar estropeada o faltarle un apéndice, y sabemos cómo suplirlo”. A veces, el color se esfuma con rapidez y entonces es preciso acudir a un código de colores para marcar las partes y después colorearlas. “La fotografÃa no empezó a usarse en oceanografÃa hasta la expedición del Challenger en 1872. En la expedición de Malaspina iban ilustradores de los de antiguo cuño, que trabajaban un poco como yo lo hice en esta campaña”. Asà se ha cerrado un cÃrculo que empezó hace 200 años.
Lo leà aquÃ.
Arriba, un chaval dibuja durante la Ruta Quetzal de 1997.