Quiero que el objeto de tus primeros bocetos de la naturaleza sea la comprensión y la representación de estos hechos vitales de la forma; usando la pluma, no el acero, sino la canilla, con firmeza y tranquilidad, no garrapatendo nunca, sino diciéndote a ti mismo antes de trazar un solo rasgo: esa hoja es la principal, esa rama es la guia, y este rasgo de tal largo y de tal ancho representa esta parte de ella, punto, lado o nudo o lo que se trate. Decide siempre, mientras estás mirando el objeto, qué es lo que vas a tomar, en consideración de él y qué es lo que no vas a tener en cuenta, y nunca dejes que tu mano te domine, y no adquieras método o hábito de moverla ligeramente. Si quieres trazar una lÃnea continua, tu mano debe pasar de un extremo a otro de ella sin ningún temblor y con calma. Si deseas dibujar una lÃnea quebrada y temblona, tu mano debe temblar, o ir quebrando, con la misma facilidad con que el dedo de un músico pulsa una nota; recuerda únicamente lo siguiente: que no hay método general para realizar cualquier cosa; no se puede dar ninguna receta sobre el modo de dibujar una extensión de hierba. La hierba puede ser raquÃtica y rÃgida, o suave y fluida, quemada y comida por las ovejas, o exhuberante y lánguida, fresca o seca, brillante o mate; mÃrala y trata de dibujarla tal y como es, y no pienses en lo que te hayan dicho acerca de la manera cómo se debe dibujar la hierba.
John Ruskin. Elementos de dibujo.
(Arriba, su visión de Chamonix en 1849).