Dibujar gente, conocida o desconocida, puede expresar afinidad con el modelo, pero también puede mostrar el disgusto que nos provoca. A la primera categoría pertenecen los dibujos a amigos o contemporáneos admirados, a la segunda el retrato crítico y la caricatura. Cualquiera que sea mi sentimiento hacia el modelo lo que me lleva a dibujar un rostro humano es dejar evidencia visual de la virtud o el vicio, de la fortaleza y la debilidad.

El retrato exige una comprensión de la gente y un gran esfuerzo de artista y modelo. Te acerca íntimamente a la gente. Para hacer un buen retrato debes mostrar en él tu propia personalidad.

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Bajo la atenta mirada del modelo (salvo si éste es un amigo comprensivo) no es fácil extraer una síntesis reveladora de personalidad (que es lo que busca el artista) ni un parecido amable (que es lo que espera el modelo). En mis primeros retratos caí a menudo bajo la influencia de la personalidad del modelo e hice retratos que gustaron a todos salvo a mi.

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La única manera de comprender a la gente es estar en constante contacto con ella. Cafés, bares y otros sitios públicos de reunión, en ciudades o pueblos, son lugares excelentes en los que practicar el retrato.

Paul Hogarth. Dibujo creativo a lápiz.



mediterranean

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Llega una nueva adición a mi adicción a los libros sobre cuadernos de viaje: “The Mediterranean Shore” del gran Paul Hogarth. Me lo miro mientras pienso en el próximo verano.



topolski

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Acabo de descubrir a Felix Topolski, gran ilustrador y viajero de la misma quinta que mi admirado Paul Hogarth. Podéis ver algunas muestras de su trabajo aquí y aquí.



pérdida

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Thursday, April 25

En route to Haiti via Kingston, Jamaica, from Havana, Cuba. Horror of all possible horrors. My fear that one day in my travels I would lose my drawings finally materializes. My large wardrobe bag with portfolio of drawings from México and Cuba inside fails to turn up on the baggage carousel at Kingston airport. Air Jamaica and Cubana will do their best to trace the missing bag as I leave for Haiti tomorrow. Check in at the New Kingston Hotel: I have less than an hour to buy toothbrush, replacement sketchbook, pencils and brushes.

Still no news of the bag. At dinner console myself by sampling Jamaican wine which is unexpectedly excellent Monterey white, a medium dry wine with pleasantly fruity bouquet reminiscent of a Chenin Blanc grape, accompanies a fish course. I follow this up with a half-bottie of Montpelier Red, a light Burgundy with the astringent flavour of a mature Barolo. But despite this attempt to drown my sorrows, spend a sleepless night, worrying about the fate of my drawings. At Ieast I have my working sketchbook in which I invariably make rough compositional notes of how and when to draw subjects. I might be able to re-draw from such notes or photographs. Then, with a sinking heart, realize that some I can never re-create. I think of Victorian Special Artist, Melton Prior, who actually wept on discovering the loss of an irreplaceable sketchbook during the Zulu War, containing his sketches of the whole campaign.

Leo esta entrada del diario de Paul Hogarth que acompaña sus ilustraciones en el libro “Graham Greene Country” y viene a cuento porque también yo perdí hace unos diez días una libreta de apuntes. Horror de todos los posibles horrores, como dice él. Arriba, uno de los dibujos de La Habana perdidos (y después encontrados). Espero que los míos tengan la misma suerte.