En la montaña tengo a menudo la impresión de ser un blanco, de estar siendo observado desde un punto de mira. Para conjurarlo, pienso en el lanzador de cuchillos. Su excelencia consiste en fallar el blanco. Clava sus puntas alrededor de la figura. Para él, la precisión consiste en apuntar al borde y desdeñar el centro.

Erri de Luca. Tras los pasos de Nives

Arriba, apunte reciente desde los Baños de Panticosa.



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