Jan
20
Por la tarde dibuj茅 el patio. El tronco de un 谩rbol podado, un estanque vac铆o y una cuerda con la colada goteando a causa de la lluvia ofrec铆an una nueva imagen de los jardines persas. Al fondo se alzaba un pabell贸n para el verano, pero tan pronto como apoy茅 el l谩piz sobre el papel para dibujarlo, todo el edificio se vino abajo. A partir de ese instante se han escuchado otros derrumbamientos. Como material de construccion, el barro de Delijan es incompatible con el mal tiempo.
Robert Byron. Viaje a Oxiana
Fotos del autor hechas durante el viaje, aqu铆 y aqu铆.
Jan
17
Llegaron a La Habana,
pasajeros del mismo avi贸n,
compa帽eros de asiento,
charlando esas trivialidades
de los viajes largos.
Ella escondi贸 la c谩mara,
compr贸 pizzas infames,
emple贸 monosilabos
para ocultar su acento.
脡l hablaba muy alto
y sonre铆a por todo,
visit贸 los hoteles,
falsific贸 el asombro,
alquil贸 un auto.
Ella entr贸 en el Mercado,
mont贸 guaguas,
vio las constelaciones
desde el Malec贸n,
compr贸 y bebi贸 aguardiente.
脡l pag贸 a las muchachas,
dio propinas,
hizo feliz a un ni帽o
con chicles y bol铆grafos,
fotografi贸 las colas y las casas.
Un dia antes de irse
coincidieron en un portal
de la Plaza de Armas,
solos, tarde en la noche.
Y no encontraron nada que decirse.
Alexis Diaz Pimienta
Jan
6
I. Instrucci贸n no es lo mismo que educaci贸n: aqu茅lla se refiere al pensamiento, y 茅sta principalmente a los sentimientos. Sin embargo, no hay buena educaci贸n sin instrucci贸n. Las cualidades morales suben de precio cuando est谩n realzadas por las cualidades inteligentes.
II. Educaci贸n popular no quiere decir exclusivamente educaci贸n de la clase pobre; sino que todas las clases de la naci贸n, que es lo mismo que el pueblo, sean bien educadas. As铆 como no hay ninguna raz贸n para que el rico se eduque, y el pobre no, 驴qu茅 raz贸n hay para que se eduque el pobre, y no el rico? Todos son iguales.
III. El que sabe m谩s, vale m谩s. Saber es tener. La moneda se funde, y el saber no. Los bonos, o papel moneda, valen m谩s, o menos, o nada: el saber siempre vale lo mismo, y siempre mucho. Un rico necesita de sus monedas para vivir, y pueden perd茅rsele, y ya no tiene modos de vida. Un hombre instruido vive de su ciencia, y como la lleva en s铆, no se le pierde, y su existencia es f谩cil y segura.
IV. El pueblo m谩s feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucci贸n del pensamiento, y en la direcci贸n de los sentimientos. Un pueblo instruido ama el trabajo y sabe sacar provecho de 茅l. Un pueblo virtuoso vivir谩 m谩s feliz y m谩s rico que otro lleno de vicios, y se defender谩 mejor de todo ataque.
V. Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque, y despu茅s, en pago, el deber de contribuir a la educaci贸n de los dem谩s.
VI. A un pueblo ignorante puede enga帽谩rsele con la superstici贸n, y hac茅rsele servil. Un pueblo instruido ser谩 siempre fuerte y libre. Un hombre ignorante est谩 en camino de ser bestia, y un hombre instruido en la ciencia y en la conciencia, ya est谩 en camino de ser Dios. No hay que dudar entre un pueblo de Dioses y un pueblo de bestias. El mejor modo de defender nuestros derechos, es conocerlos bien; as铆 se tiene fe y fuerza: toda naci贸n ser谩 infeliz en tanto que no eduque a todos sus hijos. Un pueblo de hombres educados ser谩 siempre un pueblo de hombres libres.
La educaci贸n es el 煤nico medio de salvarse de la esclavitud. Tan repugnante es un pueblo que es esclavo de hombres de otro pueblo, como esclavo de hombres de s铆 mismo.
Jos茅 Mart铆. Obras Completas, tomo 19, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 1975, p谩ginas 375-376.
Jan
4
鈥Karaghiosis -escribe Theodore-, y el teatro de sombras que lo cre贸, son antiguos los dos. La tradici贸n del h茅roe en el drama es medieval. Sus aventuras rivalizan con las de Tyll Owlglasse en alem谩n, y su lugar en la imaginaci贸n popular es tal que podr铆amos compararlo con el Tarleton isabelino. Perturbador de la justicia social, jam谩s hace algo para enajenar al auditorio, y su licencia pol铆tica es casi absoluta (por ejemplo, pese a la dictadura de Metaxas, Karaghiosis goz贸 de ininterrumpidos poderes de comentario cr铆tico en una 茅poca en que hasta Plat贸n estaba prohibido -o al menos expurgado- en la universidad de Atenas). Es el esp铆ritu del hombre peque帽o, pero del hombre peque帽o griego; es espl茅ndido en la holganza, en pedir dinero prestado y en hacer bromas pesadas a sus amigos, con una fuerte motivaci贸n de ganancia. Es un s铆mbolo corriente de todo el Medio Oriente bajo formas variables. El falo c贸mico, ya lo hemos indicado, se ha traducido en un brazo tan largo y expresivo que casi satisface la teor铆a psicol贸gica de la substituci贸n simb贸lica.
La diversi贸n no es en modo alguno diversi贸n limpia seg煤n las normas puritanas, y nada parecido se permitir铆a en un escenario londinense; pero es esencialmente puro en cuanto es amplio y sin malicia. La lista de personajes que aparecen de tanto en tanto en la mitolog铆a de Karaghiosis es muy considerable; en su propia familia est谩 primero la esposa (Karaghiozaina). Es bastante convencional, en tanto que sus innumerables hijos (Kollitiri) procuran invariable alivio c贸mico sin llegar a distinguirse del pilludo com煤n de la calle. El t铆o de Karaghiosis (Barba Giorgos) es de m谩s severa substancia. Pastor de las monta帽as, usa la fabulosa foustanella y habla el craqueante dialecto de Etolia y Acarnania. Sus enormes bigotes se erizan de avaricia y amistad. Cr茅dulo a veces, es la encarnaci贸n del car谩cter griego. Es un tema f茅rtil. El car谩cter nacional, dice Zarian, se basa en las creaciones del teatro. Huxiey ha observado en alg煤n lado que los ingleses no sab铆an c贸mo deb铆a comportarse un ingl茅s hasta que se cre贸 Falstaff; ahora el car谩cter nacional est谩 tan bien establecido que todo el mundo sabe qu茅 esperar de un ingl茅s medio. Pero 驴y los griegos? Su car谩cter nacional est谩 basado en la idea del hombrecito empobrecido y pisoteado que se aprovecha del mundo por pura astucia. Agreguemos la sal del humor que se burla de s铆 mismo y tendremos al griego inmortal. Un hombre de impulsos, lleno de jactancias, impaciente por la lentitud, r谩pido en la simpat铆a, inventivo y asimilativo. Cobarde y h茅roe al mismo tiempo; un hombre a caballo entre su genio heroico y natural y su desesperanzado poder de raciocinio.
Lawrence Durrell. La celda de Pr贸spero
Jan
3
Como muestra Bajt铆n en su admirable estudio sobre el mundo y la obra de Rabelais, hubo una 茅poca en la cual lo real e imaginario se confund铆an, los nombres suplantaban las cosas que designan y las palabras inventadas se asum铆an al pie de la letra: crec铆an, lozaneaban, se ayuntaban y conceb铆an como seres de carne y hueso. El mercado, la plaza, el espacio p煤blico, constitu铆an el lugar ideal de su germinaci贸n festiva. Los discursos se entremezclaban, las leyendas se viv铆an, lo sagrado era objeto de burla sin cesar de ser sagrado, las parodias m谩s 谩cidas se compaginaban con la liturgia, el cuento bien hilvanado dejaba al auditorio suspenso, la risa preced铆a a la plegaria y 茅sta premiaba al juglar o feriante en el momento de pasar el platillo. El universo de chamarileros y azacanes, artesanos y mendigos, p铆caros y chalanes, birleros de calla callando, galopines, chiflados, mujeres de virtud escasa, ga帽anes de andar a la morra, pilluelos de a puto el postre, buscavidas, curanderos, cartom谩nticas, santurrones, doctores de ciencia infusa, todo ese mundo abigarrado, de anchura desenfadada, que fue enjundia de la sociedad cristiana e isl谩mica -mucho menos diferenciadas de lo que se cree- en tiempos de nuestro Arcipreste, barrido poco a poco o a escobazo limpio por la burgues铆a emergente y el Estado cuadriculador de ciudades y vidas es s贸lo un recuerdo borroso de las naciones t茅cnicamente avanzadas y moralmente vac铆as. El imperio de la cibern茅tica y de lo audiovisual allana comunidades y mentes, disneyiza a la infancia y atrofia sus poderes imaginativos. S贸lo una ciudad mantiene hoy el privilegio de abrigar el extinto patrimonio oral de la humanidad, tildado despectivamente por muchos de 鈥渢ercermundista鈥. Me refiero a Marraquech y a la plaza de Xema谩-El-Fn谩, junto a la cual, a intervalos, desde hace veinte a帽os, gozosamente escribo, medineo y vivo.
Sus juglares, artistas, saltimbanquis, c贸micos y cuentistas son, de modo aproximativo, iguales en n煤mero y calidad que en la fecha de mi llegada, la de la visita fecunda de Canetti y la del relato de viaje de los hermanos Tharaud, redactado sesenta a帽os antes. Si comparamos su aspecto actual con las fotograf铆as tomadas a comienzos del Protectorado, las diferencias son escasas: inmuebles m谩s s贸lidos, pero discretos; aumento del tr谩fico rodado; proliferaci贸n vertiginosa de bicicletas; id茅nticos, remolones, coches de punto. Los corrillos de chalanes se entreveran a煤n con la halca entre el humo vagabundo y hospitalario de las cocinas. El alminar de la Kutubia tutela inmutable la gloria de los muertos y existencia ajetreada de los vivos.
En el breve segmento de unas d茅cadas, aparecieron y desaparecieron las barracas de madera con sus despachos de refrescos, bazares y librer铆as de lance: un incendio acab贸 con ellas y fueron trasladadas al floreciente Mercado Nuevo (s贸lo los libreros sufrieron un cruel destierro a Bab Dukala y all铆 desmedraron y se extinguieron). Las compa帽铆as de autocares sitas en el v茅rtice de Riad Zit煤n -el traj铆n incesante de viajeros, almahales y pregoneros de billetes, cigarrillos y s谩nguiches- se largaron tambi茅n con su incentiva m煤sica a otra parte: la ordenada y flamante estaci贸n de autobuses. Con los fastos del GATT, Xema谩-El-Fn谩 fue alquitranada, acicalada y barrida: el mercadillo que invad铆a su espacio a horas regulares y se esfumaba en un am茅n a la vista de los emjazn铆es, emigr贸 a m谩s propicios climas. La Plaza perdi贸 algo de behetr铆a y barullo, pero preserv贸 su autenticidad.
Juan Goytisolo. La plaza de Marrakesh, patrimonio oral.
Jan
2
Nosotros, los actuales habitantes de Cipango
no llegamos en las tres carabelas de Das Kapital
ni remamos s贸lamente hacia el oeste.
Cuando supimos d贸nde est谩bamos
no estar ya era imposible
A nuestros pies gem铆an los cansados remos
las sagradas botas de los descubridores
y todos hablaban de ocultos tesoros
y mapas misteriosos que conduc铆an al futuro
(nada menos que al futuro 煤nico)
Crecimos, envejecimos y no supieron explicarnos
por qu茅 el fango en las botas
por qu茅 el moho en los remos,
qu茅 hacer con los viejos mapas hacia d贸nde.
Alexis Diaz Pimienta
El repentista Alexis Diaz Pimienta fue uno de los grandes descubrimientos del 煤ltimo viaje. Este poema me lo traje apuntado en la libreta.
Jan
1
A aquel hombre le pidieron su tiempo
para que lo juntara al tiempo de la Historia.
Le pidieron las manos,
porque para una 茅poca dif铆cil
nada hay mejor que un par de buenas manos.
Le pidieron los ojos
que alguna vez tuvieron l谩grimas
para que no contemplara el lado claro
(especialmente el lado claro de la vida)
porque para el horror basta un ojo de asombro.
Le pidieron sus labios
resecos y cuarteados para afirmar,
para erigir, con cada afirmaci贸n, un sue帽o
(el alto sue帽o);
le pidieron las piernas,
duras y nudosas,
(sus viejas piernas andariegas)
porque en tiempos dif铆ciles
驴algo hay mejor que un par de piernas
para la construcci贸n o la trinchera?
Le pidieron el bosque que lo nutri贸 de ni帽o,
con su 谩rbol obediente.
Le pidieron el pecho, el coraz贸n, los hombros.
Le dijeron
que eso era estrictamente necesario.
Le explicaron despu茅s
que toda esta donaci贸n resultar铆a in煤til
sin entregar la lengua,
porque en tiempos dif铆ciles
nada es tan 煤til para atajar el odio o la mentira.
Y finalmente le rogaron
que, por favor, echase a andar,
porque en tiempos dif铆ciles
茅sta es, sin duda, la prueba decisiva.
HEBERTO PADILLA. En tiempos dif铆ciles
(Reescaneo en estos d铆as los dibujos de las libretas que dibuj茅 en Cuba. Me vuelven los recuerdos y de por ah铆 sale este poema dur铆simo del tristemente c茅lebre Heberto Padilla)
Dec
31
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LAS VISTAS DE LA CIUDAD
No soy una persona de esas que lo quieren ver todo y cuando los gu铆as profesionales o amigos me incitan a visitar alg煤n famoso monumento siento siempre un vivo deseo de mandarlos al diablo. Demasiados ojos antes que los m铆os han contemplado at贸nitos el Montblanc, demasiados corazones antes que el m铆o han lado con profunda admiraci贸n en presencia de la Madonna Sixtina. Esas atracciones son como mujeres de condici贸n demasiado generosa; nos producen la impresi贸n de que demasiadas personas han encontrado solaz en su conmiseraci贸n y nos quedamos confusos cuando nos indican, con consumado tacto, que murmuremos en sus discretos o铆dos la historia de nuestras desgracias. Pod铆amos correr el peligro de ser la 煤ltima gota que hace desbordar el vaso. No, si no puedo call谩rmela, lo que ser铆a mejor, contar茅 mi desgracia a alguien que no est茅 tan seguro de decir exactamente lo m谩s apropiado para consolarme.
Cuando estoy en una ciudad extranjera prefiero vagar por ella al azar y si tal vez puedo perder el encanto de una catedral g贸tica, quiz谩 encuentre, en cambio, alguna peque帽a capilla rom谩nica o alg煤n portal renacimiento y alabarme de que nadie se ha preocupado de ellas.
Somerset Maugham. En un biombo chino
Dec
18
Llegamos a Bombay una madrugada de noviembre de 1951. Recuerdo la intensidad de la luz, a pesar de lo temprano de la hora; recuerdo tambi茅n mi impaciencia ante la lentitud con que el barco atravesaba la quieta bah铆a. Una inmensa masa de mercurio l铆quido apenas ondulante; vagas colinas a lo lejos; bandadas de p谩jaros; un cielo p谩lido y jirones de nubes rosadas. A medida que avanzaba nuestro barco, crec铆a la excitaci贸n de los pasajeros. Poco a poco brotaban las arquitectura blancas y azules de la ciudad, el chorro de humo de una chimenea, las manchas ocres y verdes de un jard铆n lejano. Apareci贸 un arco de piedra, plantado en un muelle y rematado por cuatro torrecillas en forma de pi帽a. Alguien cerca de m铆 y como yo acodado a la borda, exclam贸 con j煤bilo: 隆The Gateway of India! Era un ingl茅s, un ge贸logo que iba a Calcuta. Lo hab铆a conocido dos d铆as antes y me enter茅 de que era hermano del poeta W.H. Auden. Me explic贸 que el monumento era un arco, levantado en 1911 para recibir al rey Jorge II y a su esposa (Queen Mary). Me pareci贸 una versi贸n fantasiosa de los arcos romanos. M谩s tarde me enter茅 de que el estilo del arco se inspiraba en el que, en el siglo XVI, prevalec铆a en Gujarat, una provincia india. Atr谩s del monumento, flotando en el aire c谩lido, se ve铆a la silueta del Hotel Taj Mahal, enorme pastel, delirio de un Oriente finisecular, ca铆do como una gigantesca pompa no de jab贸n sino de piedra en el regazo de Bombay. Me restregu茅 los ojos: 驴el hotel se acercaba o se alejaba? Al advertir mi sorpresa, el ingeniero Auden me cont贸 que el aspecto del hotel se deb铆a a un error: los constructores no hab铆an sabido interpretar los planos que el arquitecto hab铆a enviado desde Par铆s y levantaron el edificio al rev茅s, es decir, la fachada hacia la ciudad, dando la espalda al mar. El error me pareci贸 un “acto fallido” que delataba una negaci贸n inconsciente de Europa y la voluntad de internarse para siempre en la India. Un gesto simb贸lico, algo as铆 como la quema de las naves de Cort茅s. 驴Cu谩ntos habr铆amos experimentado esta tentaci贸n?
Octavio Paz.
Nov
27
He vuelto de la Novena Bienal de Carnets de Voyage de Clermont-Ferrand, una intereante reuni贸n en la que ya estuve al a帽o pasado, donde la organizaci贸n IFAV ha presentado una selecci贸n de “carnettistas” espa帽oles.
All谩 estuvimos Antonio Fernandez, David Pe帽a, Antonia Santolaya, Leticia Ruifern谩ndez, Joaqu铆n Lopez Cruces, Joaqu铆n Gonz谩lez Dorao, Ant贸n Hurtado y yo mismo. Ense帽amos nuestro trabajo, hablamos con los visitantes, visitamos los stands de otros autores, hicimos dibujitos a quien nos los ped铆a, bebimos brandy y NO nos comimos una horrorosa paella con la que nos atacaron un buen d铆a.
Vend铆 unos ejemplares del libro de India que edit贸 Blur y de los cat谩logos de las exposiciones, ense帽茅 a quien quiso ver el 煤ltimo libro de la revista Bloc y mis libretas del 煤ltimo a帽o y, en general, volv铆 con una buena sensaci贸n: la de comprobar que el mundo se mueve.
All铆 volv铆 a ver algunos autores que conoc铆 el a帽o pasado y que repet铆an 茅ste: Laurent Gontier (que volv铆a del L铆bano), Damien Roudeau, Frederic Rudant (que sigue con sus magn铆ficos dibujos a grafito), Bruno Pilorget, Didier Locicero (que presentaba “Carnets de l脡coutille” un buen libro sobre jazz), Troub麓s, Veronique Groseil, Giancarlo Iliprandi (que una noche se atrevi贸 a cantar “O sole m铆o”), Cailleaux, Emilie Renault (que contin煤a con sus serigraf铆as y su Rotring del 0,2), Pier Paola Can茅 o Stefano Faravelli,
Entre los descubrimientos de ese a帽o est谩n Aneta Skornicka, que dibujaba sin parar, Marianne Gayko-Roth, Martine Chantereau (una pintora con la que coincid铆 en que entre los “carnettistes” hab铆a un exceso de postalitas bonitas, Elodie Balandras, Veronique Vernette (que ten铆a unos cuentos infantiles ambientados en Burkina-Fasso bien buenos), Patrick Singh, Elena Saraceno, que presentaba un libro dibujado en Bosa, Gaelle Hersent y Claudia Delahaye, que volv铆an de un viaje a Guyana o el gran Denis Clavreul, que hace unas magn茅ticas acuarelas de naturaleza,
Faltaron este a帽o mis amigos Gabrielle Wiehe, Lieven Neirinck, Milind Mulick, Laura Frankstone, Xan Pecis, Franck Gourdin, Marion Lavabre, Patrick Colcomb, France Dumas. Espero poder verles el pr贸ximo a帽o, despu茅s de nuevos viajes y cuadernos dibujados.
Mis fotos pueden verse aqu铆. Otras fotos en la que se ve qu茅 sucede cuando uno organiza una cena con dibujantes, aqu铆. Las de los amigos, en este porr贸n de enlaces: las de To帽o, las de Joaqu铆n Lopez Cruces,las de Ant贸n Hurtado, las de Francesc Garreta, las de Joaqu铆n Gonz谩lez Dorao
En este post de Alain Marc se hace una rese帽a de algunos autores de los que yo no hablo. No pude verlo todo, por supuesto, as铆 es que estoy seguro de que se me escaparon maravillas. Otro a帽o prometo ir con los ojos m谩s abiertos.
Nov
19
Categoría: leo
Etiquetas: viaje
2 comentarios
Copipego el texto siguiente de un blog que leo habitualmente, el que desde M茅xico escribe C茅sar Berges, al que me enganch茅 cuando descubr铆 que estaba recorriendo en bici el Sudeste asi谩tico.
La clase media fue un invento de Occidente para contraponer una cu帽a a las clases sociales hist贸ricamente descontentas, y tal vez tentadas por los ejemplos revolucionarios de la Uni贸n Sovi茅tica, que durante gran parte del siglo XX supusieron una alternativa real al sistema capitalista, al menos en el sentir colectivo de millones de personas. Para evitar que los pueblos de occidente siguieran el ejemplo sovi茅tico, suavizaron las condiciones econ贸micas y sociales de una parte importante de la poblaci贸n, lo que se llam贸 en adelante la clase media. Pero ca铆do el bloque sovi茅tico y desaparecida la ideolog铆a que lo movi贸, sin riesgo ya de revoluciones similares, Occidente ha pasado las dos 煤ltimas d茅cadas desmantelando el supuesto estado de bienestar; y con ello, la clase media est谩 condenada a desaparecer. Al final del camino inmediato s贸lo queda una sociedad dividida en los muy ricos que hacen y deshacen a sus anchas, y los dem谩s, la mayor铆a, que sobrevive como puede; a tiros si es necesario, como por estas latitudes que recorr铆amos. En pa铆ses como M茅xico, dos sociedades opuestas que no se ven ni se tocan entre s铆 comparten una regi贸n del Mundo. Y hacia ese modelo de sociedad nos estamos dejando llevar con dulzura en nuestros pa铆ses supuestamente desarrollados.
(Muy a prop贸sito a la vista de la reciente crisis, creo.)
Nov
10
La Biennal de libretas de viaje de Clermont Ferrand, de la que habl茅 previamente hace un a帽o aqu铆, se celebrar谩 los pr贸ximos d铆as 14,15 y 16, tiene a Espa帽a como pa铆s invitado y quienes os acerqu茅is por all铆 podr茅is ver en vivo y en directo a Fernando Bellver, To帽o Fern谩ndez Latorre, Joaqu铆n Gonz谩lez Dorao, Gusti, Anton Hurtado, Joaqu铆n L贸pez Cruces, Leticia Ruifernandez, David Pe帽a, Antonia Santolaya y a mi mismo. Bien acompa帽ados por otros 150 artistas, claro est谩. A bientot!
Oct
17
Tampoco Oporto se salva de las fauces siempre ansiosas de los especuladores inmobiliarios. El precioso Mercado de Bolh茫o, situado en una zona “golosa” de un centro que se ha ido desplazando, est谩 amenazado de recalificaci贸n, derribo y reconversi贸n a zona residencial de lujo. Lo de siempre, vamos.
Antes de que esa a煤n evitable cat谩strofe ocurra, dejo aqu铆 un dibujo de sus escaleras y, como dicen los pol铆ticos, el testimonio de “mi m谩s en茅rgica repulsa”.
El primer dibujo es m铆o, el segundo, de Antonia Santolaya.
Algunas fotos de Oporto, aqu铆. Otras del variado dise帽o gr谩fico que puede verse por la calle, aqu铆.
La p谩gina de la Plataforma C铆vica para salvar el Mercado es 茅sta. Boa sorte, amigos.
Sep
28
ODISEA, LIBRO VIG脡SIMO TERCERO
Ya la espada de hierro ha ejecutado
la debida labor de la venganza;
ya los 谩speros dardos y la lanza
la sangre del perverso han prodigado.
A despecho de un dios y de sus mares
a su reino y su reina ha vuelto Ulises,
a despecho de un dios y de los grises
vientos y del estr茅pito de Ares.
Ya en el amor del compartido lecho
duerme la clara reina sobre el pecho
de su rey pero 驴d贸nde est谩 aquel hombre
que en los d铆as y noches del destierro
erraba por el mundo como un perro
y dec铆a que Nadie era su nombre?
Jorge Luis Borges
Sep
19
Al nacer por azar en un pa铆s occidental, tienes derecho a un lindo pasaporte reluciente que te abre todo tipo de posibilidades. Si has nacido en el mundo en desarrollo, te dan un librito que cierra m谩s puertas de las que abre. 驴Qu茅 puede hacer un muchacho pobre? Las fronteras las trazaron poderes que escapan a su control, sin tenerles en cuenta ni a 茅l ni a los de su clase; son l铆neas en los mapas que se corresponden con los intereses de los grandes del siglo XIX de Londres, Par铆s y Roma. Pero si un hombre tiene que cruzar, cruza, por el medio que puede… y al final todas las fronteras tiene que cruzarlas alguna vez alguien. Cedric era un hombre para el que las fronteras no ten铆an utilidad alguna: en el mejor de los casos pod铆an ignorarse, en el peor se pod铆an rodear. Era una reacci贸n racional a un mundo irracional.
(…)
-Mira este obst谩culo que nos est谩n planteando… esta frontera est煤pida. Hacen su visado, su pasaporte. Esto es un obst谩culo. Yo soy un hombre. 驴No puedo yo caminar en mi propio mundo? 驴Qui茅n eres t煤 para impedirme pasar?-estaba embal谩ndose de nuevo-. 驴Es este mi mundo o no? 驴Qui茅n eres t煤 para alzar este obst谩culo contra un ser humano que es tu semejante? As铆 que llevo mi pasaporte y si necesito otro le ense帽o otro.
Kevin Rushby. En busca de las flores del paraiso
Otro bonito texto de Felix de Az煤a sobre fronteras puede leerse aqu铆 y un interesante blog sobre el tema que visito con frecuencia, aqu铆.
Sep
5
El gran Gusti acaba de regalarnos la publicaci贸n de un facs铆mil del cuaderno que llev贸 durante un viaje por Ecuador. Lo publica Faktoria K de libros y esperemos que sea el primero de una larga y viajera colecci贸n.
Sep
1
A la izquierda, el guardi谩n de un templo semiabandonado de Benar茅s fotografiado por mi un d铆a de much铆simo calor. A la derecha, un cuadro de Ribera.
Aug
29
Los mapas indios que llevaba no resultaban muy exactos. Como el Nepal hab铆a sido un pais cerrado y de acceso poco menos que imposible hasta 1910, todos los datos geogr谩ficos fueron proporcionados por agentes secretos, los misteriosos informadores pundit. Eran 茅stos unos indios de origen nepal铆, entrenados por los ingleses para viajar disfrazados por el Tibet e Himalaya, provistos de secretas libretas de apuntes y de rosarios sagrados budistas de cien cuentas, en vez de las acostumbradas ciento ocho, para que les fuera as铆 m谩s facil contar sus pasos. En sus bastones de caminantes llevaban ocultos term贸metros que por la noche deslizaban en sus teteras hirvientes para efectuar estudios de altitud. Pertrechados de esa manera sal铆an de la India y recorr铆an los caminos fingi茅ndose peregrinos, para llevar a cabo itinerarios que a veces duraban seis a帽os. Superando riesgos incre铆bles, siempre disfrazados y temiendo ser descubiertos, recorr铆an cada valle y cada desfiladero de las inaccesibles extensiones del Himalaya. Los nombres de esos exploradores pundit permanecen hasta hoy en el mas absoluto secreto, ya que se los denominaba por medio de n煤meros o iniciales. Si se tiene en cuenta bajo que condiciones operaban esos hombres, resulta asombrosa la exactitud de los mapas que se hicieron con los datos que ellos suministraron. Fueron los primeros en medir, explorar y estudiar las remotas zonas que cruzaban. A煤n hoy, esos mapas son los 煤nicos con cierto detalle que existen de tales extensiones. Es evidente que contienen muchos errores, pero debe tomarse en consideraci贸n que los dibujaban a escondidas, de noche, en rollos de papel que ocultaban en los tamborcillos de oraciones, y lo innegable es que la mayor铆a de los datos que recog铆an en sus dilatados viajes eran sorprendentemente exactos.
Michel Peissel. Mustang
Arriba, mapa de Nepal que dibuj茅 en Pokhara despu茅s de una larga caminata (ver l铆nea de puntos)
Aug
11
Las acuarelas de m谩s arriba las encarg贸 sir Basil 驴Goole? enviado por su Graciosa Majestad Brit谩nica y 煤nico representante occidental en la ceremonia de coronaci贸n del actual Dalai Lama. Las saqu茅 del documental de Time-Life “Lost Civilizations, Tibet”. Me gusta pensar en los d铆as en los que los enviados especiales eran ilustradores y no fot贸grafos.
Jul
26
Por culpa de estas acuarelas me traje un buen tono de piel colorado de la playa de Gij贸n.
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